CULIACÁN.— Aquí en esta ciudad no pasa nada, todo sigue igual. Las camionetas blancas siguen saliendo por las noches en sus recorridos nocturnos, todos saben que en esos vehículos viajan los integrantes del cártel de Pacífico, todos, incluso las propias autoridades municipales y estatales, quienes disimulan no verlas.
El estado de Sinaloa se conoce a escala nacional e internacional por su música banda y sus mujeres; también por ser cuna de los principales líderes del narcotráfico en México y de la llamada narcocultura.
Ahí nacieron Pedro Avilés, Ismael El Mayo Zambada y Juan José Esparragoza Moreno. En es lugar vieron la luz también Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero, Ignacio Coronel Villarreal y Joaquín Guzmán Loera quien nació en Badiraguato. Sus primos, los cinco Beltrán Leyva, nacieron y crecieron en el mismo campo y en la misma época.
En Culiacán se encuentra la representación más grande de la narcocultura en México, en un predio que no va más allá de los 100 metros cuadrados, donde se edificó el santuario a Jesús Malverde, considerado el Santo patrono de los narcotraficantes. Ahí todos los extractos sociales de México y otros países van a ofrecerle sus plegarias y cantidades en dólares como pago del “milagro” concedido.
José Manuel González, encargado del Santuario de Malverde, aseguró que diariamente esta iglesia tiene cientos de visitantes de todo el país e incluso de Estados Unidos, Centroamérica y Europa.
Otra parte de la narcocultura se refleja en sus corridos, en los que se resalta a los capos de la droga; esos corridos que se escuchan a todo volumen en los vehículos que circulan por sus principales vialidades; sin dejar pasar los souvenirs de llaveros, tazas o camisetas con el estampado de la hoja de mariguana o el número (de reo) 701 o cara de El Chapo Guzmán.
Para Javier Valdez Cárdenas, periodista de temas de seguridad en Sinaloa el narcotráfico, desde hace décadas, es una forma de vida, es la representación de generaciones dentro del crimen organizado y de sus diversas actividades ilícitas.
“El narco en Sinaloa es seducción, no necesita amenazas, no
necesita extorsion el narco es una atractividad, una atractividad
impresionante, es la omnipresencia, es algo cotidiano, muy fuerte.”
Por años Rafael Caro Quintero, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada tejieron redes de corrupción y protección dentro de los gobiernos estatales y municipales que les permitieron vivir tranquilamente bajo el amparo de la impunidad y protección de las policías de Culiacán y Mazatlán.
La protección institucional de las corporaciones a los grandes capos del cártel de Sinaloa es evidente. Los propios directores no pueden poner las manos al fuego por sus elementos, como fue el caso del secretario de Seguridad Pública de Culiacán, quien a pregunta expresa si sus elementos no estaban vinculados con el crimen organizado, respondió con nerviosismo que llevaba dos meses en el puesto sin descartar si están o no dentro de la delincuencia.
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